El Libro como Producto: Saliendo del Romanticismo de la Escritura

El Libro como Producto: Saliendo del Romanticismo de la Escritura

Muchos ven la publicación de un libro meramente como un acto artístico y romántico, y pudiera verse de esa manera en el proceso de escritura. Sin embargo, desde el momento en que se comienza a pensar en el libro como algo físico, palpable y real, este se convierte en un producto. Recordemos la frase: "Hay tres cosas que cada persona debería hacer durante su vida: plantar un árbol, escribir un libro y tener un hijo", del poeta cubano José Martí. Esta frase es ideal para poder resaltar la diferencia entre escribir y publicar un libro. Mientras escribir un libro es un acto personal y creativo, publicarlo implica comprender y navegar la complejidad de una industria comercial. Esta distinción subraya la necesidad de que los escritores no solo se enfoquen en la creación, sino también en entender el mercado y los aspectos comerciales que asegurarán que su obra llegue al público ideal.

Sabemos que gran parte del valor del libro reside en su contenido literario, pero también lo está en su presentación física o digital. Desde la edición y el diseño de la cubierta hasta la impresión y la distribución, cada etapa añade valor al producto final, y es importante dedicarle el tiempo y el análisis que se merece. Análisis en el que debe realizarse un estudio de mercado, estrategia de precio, estrategia de marketing y distribución, lanzamiento, feedback, etc. Nada que no se haya hecho en cualquier otra industria. Hay que tener en perspectiva que la industria editorial es una de las más antiguas y lucrativas, con miles de millones de dólares en juego cada año. Comprender este aspecto ayuda a ver el libro no solo como una obra de arte, sino también como un componente esencial de un negocio.

Entender el funcionamiento de las librerías es importante para no caer en desesperación, no cometer errores (o minimizarlos), permitir el ciclo de vida del libro sin interrumpir el proceso y tener como dato los números necesarios que te permitirán establecer un precio de venta adecuado. Existen dos modelos para que las librerías puedan adquirir los libros para su inventario. Uno de ellos es el modelo a consignación (que en PR todo autor local lo conoce) y el modelo CDA o contrato de compra directa. Hablemos primero del segundo. Sé que para muchos escritores puertorriqueños les incomoda que les acepten sus libros bajo el modelo de consignación y no bajo el CDA cuando ese es el que utilizan para libros extranjeros. Sin embargo, quiero dejar sobre la mesa las ventajas de que se trabaje de esta manera. Cuando un librero adquiere los libros de forma CDA, compra lo que desea, lo que está en tendencia, lo que le piden sus clientes, lo que puede pagar y no menos importante, muy probablemente con un porcentaje de descuento mucho más alto que el que le ofrecemos los distribuidores locales con nuestro catálogo a consignación o cualquier autor independiente. ¿Si me entiendes?

El hecho de realizar negocios con una librería bajo el modelo de consignación, permite que el librero pueda dar espacio a libros de autores nuevos, no reconocidos o tal vez fuera de los intereses de su público habitual, dado a que no lo está comprando y puede tomarse el riesgo. ¡Un libro apuesta! Un libro que ocupa un espacio en sus estantes dentro de un local por el que el librero debe pagar una renta, utilidades, nómina, costo por transacción electrónica, mensualidad de tienda online, etc. Creo que si lo miramos por ese lado, ya estamos ganando. El librero conoce muy bien cuánto cuesta hacer un libro, pero ¿conoces tú cuánto cuesta sostener su librería y cuánta ganancia les deja cada libro vendido? Para nadie es un secreto que las librerías suelen obtener entre el 30% y el 40% del precio de venta cuando se trabaja a consignación, pero de este margen deben cubrir costos de operación, como los ya antes mencionados y otros gastos generales. Por ejemplo, si un libro se vende por $20, la librería podría ganar $6-$8, pero después de cubrir todos los costos, la ganancia neta podría ser significativamente menor. A esto no le hemos añadido el valor del tiempo invertido para conocer el libro que estarán vendiendo en su librería, si tienen acuerdos con creadores de contenido para la promoción de los libros, las ofertas o descuentos para atraer a sus clientes, publicidad pagada, etc. En definitiva, la realidad de cualquier negocio que busca sobrevivir, progresar y cumplir con su misión y visión, dentro de un entorno económico desafiante con altos costos de vida y dificultades para la expansión del pequeño comerciante.

Ya habiendo hablado sobre números lo suficiente como para entender que el librero tiene muchos libros por vender, pasemos al tema del tiempo de vida de un libro en las estanterías. La mayoría de los libros tienen un tiempo limitado en las estanterías de las librerías, usualmente de 3 a 6 meses. Dependerá del rendimiento de ventas, el cual será el resultado de una buena o mala estrategia de marketing. Las librerías tienen espacio limitado y necesitan rotar los títulos para dar cabida a nuevos lanzamientos. Es por ello que los libros que no han tenido una circulación significativa deberán ser removidos con el fin de optimizar el espacio para aquellos con mayor demanda y las nuevas tendencias.

Esta rotación constante no solo es necesaria para la rentabilidad de las librerías, sino que también abre oportunidades para nuevos autores y nuevas publicaciones. Al conocer el ciclo de vida de un libro en una librería, los autores pueden ajustar sus expectativas y estrategias, colaborando más estrechamente con los libreros para maximizar las oportunidades de ventas y exposición.

Apreciar el libro como producto y parte de una industria es fundamental tanto para escritores como para lectores. Detrás del romanticismo de la escritura, hay un negocio complejo y competitivo que busca equilibrar el arte y la viabilidad comercial. Al entender estos aspectos, los escritores pueden tomar decisiones más informadas y certeras en cuanto a la venta y exposición de sus libros, y los lectores pueden apreciar el viaje completo de un libro desde su creación hasta su compra en una librería. Me parece que me estoy acostumbrando y apegando a terminar con la siguiente frase: “Recuerda que en los libros está la solución y la herramienta más poderosa para construir una sociedad mejor.” Apoyar y respetar la industria del libro como a cualquier otra nos brinda la oportunidad como sociedad de incentivar la economía de nuestro país y el enriquecimiento cultural.

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